Tirso lo tuvo siempre claro, tenían que aprender a nadar pronto. Sin llegar a ser una obsesión, sí formó parte de sus prioridades, era importante que ante una adversidad, ellos pudieran defenderse en el agua. Y lo consiguió, Paula con 2 años y Aitor con 2 años y medio.
Esta árdua tarea ha sido suya, horas y horas de piscina, juego con algún que otro trago de agua, soltarles en el medio de una calle (a lo ancho) y tener que patalear y bracear si no se querían hundir, porque el papá no les iba a coger, quizás un empujoncito, eso sí. Un día después de verles, decidí que mejor les esperaba en casa, porque la que lo pasaba mal era yo, total, me los traía sanos y salvos y ojos que no ven, corazón que no siente.
No todos los padres hacen con sus hijos lo que Tirso con los suyos, creo que para eso hay que tener un valor especial. Quizás, a mi gusto, un poquito bruto el aprendizaje, pero he de decir, que ellos están genial, ni trauma ni nada por el estilo. La gente cuando me veía sola me decía "¡pobres, qué perrerías les hace el padre!", y es que a base de perrerías, tragos y mucha mucha dedicación y cariño, nuestros peques siempre llamaron la atención en la piscina climatizada.
"¡Cuántas horas vienen a clase de natación!...no, no vienen a clases, vienen muchas horas con su padre!"..... a mahoma lo que es de mahoma.
Y es que a veces vemos en ellos a seres excesivamente indefensos, y no es así, ellos tienen una capacidad mayor de la que nos imaginamos pero a veces, somos nosotros quién no les dejamos avanzar. El resultado siempre me maravilló, a mí y al resto de la gente cuando dos chiquitines nadaban, buceaban y abrían los ojos en el agua.
Hoy el padre juega con ellos a las ahogadillas (cosa que no me gusta) pero el otro día me lo explicó y la verdad, su razón tiene. Cuando van a salir a por aire de nuevo les hunde un poquito, lo justo para que aguante un poquito mas el aire de sus pulmones y se desplace bajo el agua apartándose de su padre.....por si algún día necesita salir de una situación parecida pero esa vez, no es la mano de su padre quién la hunde.
Estos son mis sirenitos..... papá también les ha hecho el bautizo del buceo, pero eso lo dejo para otro post.
Un beso.
4 comentarios:
Creo que es muy buena idea enseñarles a nadar bien, en condiciones. Dicen que es el mejor deporte. En mi caso es algo que encargaré a ayuntamiento y sus clases porque si le tenemos que enseñar los padres... pobrecillos. Somos de secano y de montaña, más que de playa.
Los niños... ahí siguen... la mayor peor, ayer empezó con fiebre con lo que esta tarde otra vez al pediatra.
Y yo... y su madre... en fin, sin comentarios... a veces con ganas de cambiar de marca de café (ver post de La montaña de Nescafé de El Trastero)
Sea por el ayuntamiento o por papá, la idea está claro que es buena. ¡pobre alejandra!, otro estirón, que dicen ¿verdad?. Me había perdido ese post, acabo de dejar mi huella allí, gracias.
Y tranquilos, que la falta de sueño hace estragos, contar veinte y respirar...a veces el amor parece que se escapa, pero no, lo que pasa es que el amor necesita dormir, solo eso, dormir y reponer energía. Un besote a Sabina y otro a tí.
Pues, por mi parte he de reconocer que admiro a Tirso. Ya sabes que yo no me atrevo, Pedro sabe lo justo... así que el peque sigue igual con la burbuja... Pero mami es blanda y cuando llora no lo puede soportar y cambia el chip y vuelve a ser mamí para dejar de ser profe.
Y, eso si agradezco enormemente el ofrecimiento de Tirso, porque la mami se queda muy tranquila sabiendo que va a estar en buenas manos a pesar del marrón que le he colgado a Tir.
Yo también he enseñado al mayor a nadar pronto, muy pronto, cuanto antes mejor. Veremos si tenemos las mismas energías con el segundo.
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