Cada hijo es un mundo nuevo desde que se conciben, dando fe de ello mientras se van criando. Lo que con uno te vale con el otro no, lo que a uno le gusta al otro no...hoy quiero comentar mi experiencia con tete y sin tete, con bibi y sin bibi, .... dos casos muy distintos donde mi experiencia particular me dicta mas por el camino de que es mejor usar tete, es mi humilde opinión.
Paula no quiso nunca la goma del tete, le daba arcadas, por consiguiente nunca quiso bibi y la hora de la incorporación laboral estaba a la vuelta de la esquina. Visitas al pediatra, cambios de leche, cambios de tetinas y nada, que no quería, que prefería dormirse del berrinche cogido a comer del biberon....y los días pasaban y la tenía que dejar en breve con los abuelos...uffff
Tan mal era el asunto que decidí que mis suegros me trajeran la niña al trabajo, y en el coche en el parking le daba la toma del pecho. 5 minutos con cada pecho y la tía se iba mas feliz que una perdiz en brazos de su abuela. Así estuvimos hasta que con 4 meses, la pediatra me dejó hacerla una papilla líquida y mi suegro, dejó de gastarse dinero en gasolina. Paula mamó 13 meses, como no quiso tete, pues el "chupito de leche" le venía genial para quedarse dormida, eso y el calorcito de mamá...La época de la dentición fue mala, la pobre no se consolaba con nada, nunca quiso un chupete y eso que probé todos los del mercado.
Aitor fue distinto, desde el primer día lo cogió, así que cuando me incorporaba al trabajo no tuve ningún problema con el biberón. Le desteté al 4 mes, tenía el tiempo mas limitado, había empezado a trabajar y tenía otra niña de 2 años que atender. Al tío no le importó, tragaba todo bibi que se le ponía cerca. Llevó mejor la dentición, al menos el tete era un consuelo y no solo para los dientes, también cuando no conciliaba el sueño o le dolía algo, Paula solo se consolaba en brazos.
En mi caso fueron los pájaros quienes vinieron por la ventana y se llevaron los 5 chupetes que tenía Aitor en su camita. Tenías que verme como les regañé delante de Aitor, ¡hombre! que eso no se hace ¡jolín!....y el pobre digo yo que pensaría que al menos se habían llevado una buena reprimenda de mamá. Ni siquiera la primera noche fue mala, ... solo al dormirse, pero después todo fenomenal.
Tan solo un imprevisto y es que la fiebre le vino a visitar a los dos días. Así que tuve que llamarles por el móvil (delante de los dos peques) y nos devolvieron 1 tete que Aitor deleitó con gusto y consuelo. Cuando la fiebre se fue, volví a llamarles porque ya no lo íbamos a necesitar y quizás un nuevo bebé sí lo necesitara.
Aitor y Paula aún hoy me preguntan "¿a qué teléfono les llamastes?", ... y es que con 5 y 7 años, no cuadra mucho eso de mamá llamando a unos pájaros de móvil a móvil...
Después de mi experiencia, yo si recomiendo el TETE.
Un beso.
5 comentarios:
Pues la verdad nunca nos hemos planteado no darle tete. En ambos casos la alimentación tuvo que ser artificial y sucedía como con Aitor, bibe que ven, bibe que se zampan.
Con Alejandra la retirada del tete fue sencilla. Un día, solo Dios sabe que andaba haciendo, se cayó de boca en el cuarto de baño dejando una marca en el bidé y se hizo daño en la boca, inmediatamente recurrió a su tete, pero al chupar le dolía la boca con lo que los padres aprovechamos la coyuntura y le quitamos los tetes porque le hacían daño. Cuando pedía uno le recordábamos el daño que le hacía el tete y acto seguido se olvidaba.
¡Bienvenido!
El tete es el mejor quinapenas, en nuestro caso le quitamos el tete a Rafita con casi 3 años (a los papas nos daba mucha pena). Que se caía, "mi tete", para dormir "mi tete" el mejor invento del mundo. Pero un día llegó el Ratón Pérez y mordió su tete y le tiró a la basura, y colorín colorado el tete..... Lo pidió alguna vez, pero lo había tirado a la basura.
Hay un momento de pena para los padres cuando el bebé se nos va (por supuesto se compensa con la alegría del niño que viene), y es cuando se le quita el pañal, el bibi y el tete. Un beso gordo para rafa junior.
Estoy contigo: "tete" forever.
Daniel no quiso saber nada y se aficionó a su dedico gordo.
No pudimos quitarle la costumbre hasta que, con 7 años, le colocaron un aparato de dientes. Llevaba un callo en el dedo gordo que todavía no me explico como ha podido desaparecer..
Ainhoa ha sido más normalita, bastó un chupete prácticamente desintegrado para convencerla.
Ay, no sé cuando se acaban de ir. No sé.
Publicar un comentario