Crisis Pasajeras

En parejas que se llevan bien, las crisis de pareja suelen empezar cuando nacen nuestros hijos. Dicho así suena muy fuerte, pero trataré de explicarme.

Si lo hablas con alguna amiga, ella está igual que tú. Si lo hablas con algún amigo, él está igual que tú (o como tu chico). Todos solemos pasar estas crisis en silencio, no se dicen, no se suelen compartir… pero si lo haces, te das cuenta que no eres la única. No son crisis continuas, no. Me refiero a intervalos de tiempo donde la relación de pareja “apenas existe”. Y no es porque nos hayamos dejado de querer, que no… es porque nuestro tiempo, el laboral al que dedicamos parte de nuestro día, se junta con el de padre/madre, niños, casa, comida, lavadoras, compra y poco a poco y sin querer, se entra en un bucle donde dejamos de lado a la persona que un día elegimos para compartir el resto de nuestra vida. Si alguien me dice que su vida de pareja es genial, fantástica, sin ninguna crisis en nueve años, …. ¡que no!, que no me lo creo… que eso no es entonces vida familiar criando a dos niños pequeños, que no.

La gran mayoría de nuestros hombres, saben que durante un tiempo (no excesivamente grande), han de dejar un poco de espacio entre el nuevo individuo que ha entrado en la familia y su madre, para que se conozcan adecuadamente. Pero a veces, a algunas de nosotras, se nos olvida que “ése” que está ahí no es un mueble que compraste en Ikea,… sino que es tu querida pareja. Viene el segundo hijo y con él, más trabajo. Te reclama el primero que no es mayor, te reclama el segundo que es un bebé, tu jefe, la casa….y ya no nos queda energía que dar cuando te abrazas a él. Hay una sensación de que te rodean sanguijuelillas pequeñas que chupan de ti todo y apenas te dejan espacio….eso sí, lo haces todo con mucho amor. Pero mientras, ése, “el mueble”, se está empezando a cansar de que para él ya no quede nada de su chica. Y no es que él no participe con todo lo que hay que hacer, ¡claro que participa!...pero la comunicación entre nosotros no es sobre nosotros, sino de ellos… y poco a poco, de una manera u otra, la línea horizontal baja en picado en tabla de excel, je,je,..

Repito, que no es que no exista el amor, es que ya no quedan fuerzas para terminar el día. Y un día y otro y otro…. hasta que salta. El vaso de paciencia colma con otra gotita y entonces nos preguntamos ¡que es de nosotros!...y te cuestionas cosas y lloras y te da rabia, porque en el fondo le quieres, pero se perdió el horizonte de pareja y eso,… eso a veces duele y mucho. En momentos así sabes que el alma existe, porque algo dentro de ti se ha roto y sangra mucho… y duele de verdad.

Y hablas y esperas y hablas y reflexionas y dejas pasar el tiempo y te das cuenta que en ésta vorágine, vamos todos juntos y que a veces se lleva fenomenal, pero otras no tanto. Una gran amiga mía me dijo: “A veces, en nuestro ritmo frenético diario, prestamos atención a los que parece que nos necesitan más, que son los niños y dejamos de lado a la única persona que escogemos en nuestra vida, que es la pareja y lo terminamos por ver normal…ese desgaste poquito a poco pasa factura, pero en una pareja como la vuestra, no tiene porqué ser nada más que un toque de atención. Me alegro un montonazo, hacéis muy buena pareja. Cuidaros siempre y…besazos”. Y es que tiene toda la razón del mundo…. TODA. Otra buena amiga me dijo también: “Es muy importante la percepción de las cosas, porque por ejemplo, una manera de demostrar tu amor, es la capacidad que tienes de cuidar a toda tu familia… y eso, él tiene que verlo”. Es bueno ponerse en los zapatos del de enfrente, que como diría mi amigo Larrey “empatizar con el de al lado”.

Estoy plenamente convencida que ésta vivencia la comparto con aquellos padres/madres que están criando a niños pequeños…..¿o quizás somos Tir y yo los únicos que tenemos crisis pasajeras?, je,je,….Londres nos vino de puta madre….(perdón por la expresión si algún menor me lee).

Un beso con enfoque correcto para el 2011….(que ya habrá tiempo de desenfocarse, ja,ja,.. pero volveremos a re-enfocar ¿o no?). Os quiero mi gente.